Las Jornadas de Teatro presentan hoy a las 17.00 horas 'Universario', un espectáculo con la risa como vehículo para el optimismo
FÉLIX MORQUECHO
Sábado, 11 marzo 2017
La palabra payaso se usa a veces de forma peyorativa, pero su primer significado no tiene nada que ver con eso. Payaso es el que se dedica a hacer reír a los demás, y cuando eso se toma con la seriedad que requiere un oficio aparecen profesionales como Marcel Gros, «si todo el mundo trabajara como los payasos...». Con varias décadas a sus espaldas haciendo humor, primero con Teatre Móbil y después en solitario, hoy a las 17.00 horas llega al Teatro Coliseo con 'Universario', un espectáculo para todos los públicos dentro de las XL Jornadas de Teatro.
-¿Qué recoge en este espectáculo?
-En 'Universario', a través de las cinco vocales que utilizo como escenografía recojo a unos personajes que siempre han vivido debajo de mi sombrero, en mi imaginación. Un mimo que habla, un presentador impresentable, un astronauta, un personaje oriental, un mago... son diversas personalidades que conviven conmigo, siempre buscando el sentido del humor y la risa no como una finalidad sino como un vehículo para dar mensajes de optimismo o, como mínimo, relajar la mente durante una hora para estar con más buen rollo. El humor no te arregla los problemas pero ayuda a tirar hacia adelante.
-Usted trabaja con espectáculos de creación propia.
-Sí, cuando me preguntan cuánto tardo en preparar un espectáculo digo que éste, 25 años, que son los que llevo en la profesión. Tú vas creciendo con tu payaso, yo no me cambio el nombre cuando salgo al escenario, soy el mismo con la máscara más pequeña del mundo, que es una nariz roja, que en vez de ocultarte lo que hace es amplificar tu humanidad. Los payasos no tienen grandes textos literarios que defender, no tienen grandes escenografías y dramaturgias, los payasos no hacen cosas que hacen reír, los payasos se ríen de las cosas, y riendo de las cosas nos reímos de nosotros mismos. Por eso cuando el espectador aplaude al payaso se aplaude a sí mismo, es casi un reflejo en el escenario.
-Cuando uno sale a la calle y dice que es payaso, ¿con qué cara le mira la gente?
-Primero miran un poco perplejos, se asombran de que no te importe que te llamen payaso, porque muchas veces es utilizado con uno tono peyorativo. Esto lo tenemos que ir borrando porque si todo el mundo trabajara como los payasos... Nosotros antes de presentar una cosa la meditamos, la probamos, y siempre vamos a presentar algo que se haga atractivo al espectador. Lo que pretendemos al final es hacernos querer. Si todo el mundo trabajara en su oficio de la manera que lo hace el payaso el mundo iría mejor. Yo siempre digo que si han visto el espectáculo, durante dos días no compren el periódico ni miren la tele. Bueno, lo del periódico no lo pongas...
-Hablamos de hacer reír. ¿Es sencillo o también cuesta 25 años?
-Cuantas menos ganas de reír tienes más falta te hace. La risa es algo necesario, es imprescindible para seguir adelante. Es verdad que en la época que estamos pasando es difícil hacer reír pero es necesario. Para aguantar toda esta ola de inteligencia, eficacia y glamour, lo único que podemos hacer es reírnos de nosotros mismos. La gente cuando entra en el juego se da cuenta de que le hace falta, se suelta y empezamos a reír todos juntos, y a veces al final no sabemos ni de qué nos hemos reído.
-Dice la información de la obra que está dirigida a un público a partir de 3 años ¿Quién la disfruta más?
-Es un espectáculo que tiene muchas lecturas. Los niños de tres años se van a quedan embobados mirando los grandes artefactos que saco, y con la parodia que hago del mundo del espectáculo, y el acompañante, padres, madres, tíos o lo que sean, se van a quedar con una segunda lectura. En vez de la parodia del mundo del espectáculo van a ver la parodia del espectáculo del mundo que también hago. Siempre hay guiños para todas las edades, y lo que no entienda el niño que se lo pregunte al padre, pero sobre todo, lo que no entienda el padre que se lo pregunte al niño, porque tendrán un diálogo muy rico.
-Las Jornadas de Teatro presumen de un programa que abarca todo tipo de espectáculos escénicos. ¿Un payaso es imprescindible?
-Yo creo que nos estamos dando cuenta de que el lenguaje del payaso, dentro del mundo del espectáculo, es muy directo, conecta enseguida con el espectador de la edad que sea, y es uno de los espectáculos que tiene dos vertientes. Te desconecta de todo lo que está pasando, pero a la vez te conecta con el mundo de una manera positiva. Por eso nos estamos dando cuenta de que este lenguaje es muy válido, porque lo contrario de la risa y del humor no es la seriedad, es la tristeza. Porque hacer reír es lo más serio que puede hacerse.
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